11 de diciembre, 2023
Aún recuerdo cuando me lancé a emprender… ¡Parece una eternidad pero tan sólo hace 3 años desde que di el salto al vacío y decidí trabajar para mí! En esos momentos empatizaba tanto con la situación de mis clientas que dejaba el precio de mi servicio de branding de empresa por los suelos.
La idea era hacerlo “accesible” a esas pequeñas emprendedoras que recién empezaban y que, aparentemente, no tenían dinero para invertir en su imagen de marca. Aún empatizo con ellas a día de hoy. Medito mucho cada inversión antes de hacerla. Evalúo muy bien qué rendimiento me va a dar y si de verdad necesito ese producto o servicio. Me parece algo responsable y de sentido común.
Pasó el tiempo y me di cuenta de que no estaba generando suficientes ingresos. Y, sin embargo tenía la agenda llena… ¡Algo no va bien! Hablé con otros profesionales de mi sector, investigué la competencia y llegué a una conclusión… ¡Mi trabajo de branding de empresa tiene un alto valor y no se lo estoy dando!
Así que desde entonces trabajo a nivel personal el poner límites y saber decir que no a la clienta que no puede (o no quiere) pagar el justo precio por su branding de empresa. Sabiendo que esa persona puede buscar a otro profesional cuyo servicio le encaje más por el presupuesto que tiene disponible.
Desde luego yo sé la cantidad de horas, inspiración y creatividad que le dedico a cada imagen de marca que hago. Sólo yo lo sé. Por eso nadie más que yo puede ponerle precio a mis servicios.
Si tú eres líder de tu empresa te hago la misma pregunta… ¿Cuánto valor crees que aportas? Puede que tus precios estén por encima de la media del mercado pero… Si hay clientes que ven el valor de tu trabajo y lo pagan… ¿Por qué no vas a cobrarles el precio que es justo para ti?
Y si tus precios son bajos pero están acordes al trabajo que entregas… ¡Estupendo también! No todos los negocios necesitan una marca pirulina “con todos los perejiles”. Habrá quien decida invertir en una marca sencilla y, quizás, más adelante invierta en un rebranding. De hecho muchas veces recomiendo eso a la “clienta emprendedora” que recién empieza y que no tiene presupuesto suficiente para hacer la imagen de marca conmigo.
“Primero testea el mercado. Vende. Valida tu producto o servicio y saca toda la información clave. Y entonces… ¡Dale con todo para sacar tu Versión Beta… Probada y mejorada!”.
Algunos packs de branding básicos incluyen sencillamente el logo, las tipografías y la paleta de colores. Esto está bien para empezar.
En mi caso a día de hoy ya puedo elegir enfocarme profesionalmente en otro tipo de clientes que sí necesitan y valoran los extras que yo ofrezco. Porque es difícil para mí entregar sólo una pequeña parte de creatividad para ese “pack básico”. Cuando me pongo… Me pongo.
Por eso prefiero ofrecer un pack de branding completo que me permita darle rienda suelta a mi creatividad y que ponga en valor todo mi potencial. Todo lo que tengo para ofrecerte: logo con lettering, ilustraciones personalizadas, packaging personalizado con estampados, diseños para instagram, etc…
Este es sin duda uno de mis puntos fuertes. Mi parte artística y mi estilo propio por el que muchos clientes me buscan y me eligen. ¡Estoy tan orgullosa de tener una marca y un estilo reconocibles! De hecho esto es lo que deseo para mis clientes y lo que intento que ell@s consigan también con su branding hecho a medida.
Sí, tendrá el toque pirulino, pero será 100% TU marca.
¿Para qué sirve este documento? Es “La Biblia de tu marca”. De forma que cualquiera que vaya a aplicar el branding de tu empresa, ya sea para una campaña publicitaria, para una web o para un vinilo que quieres poner en tu local sepa cómo hacerlo sin desvirtuarla.
La idea es que tu marca sea siempre reconocible (como la mía). Que destaque y que capte la atención de tus clientes. Que enamore y que se quede en las retinas y los corazones de todo el que entre en contacto con tu branding.
Pues bien espero que esta reflexión de hoy te sirva a ti también para poner en valor todo lo que aportas como profesional al mundo. ¿Realmente te estás valorando lo suficiente?
Si además eres artista y estás leyendo esto te animo aún más a hacer esta reflexión. Porque aunque a día de hoy el arte no parezca esencial, te aseguro que sí lo es. ¿Qué sería del mundo sin música? ¿Sin danza, sin teatro? ¿Sin cine, sin pinturas ni esculturas? ¿Sin libros?
Necesitamos el arte y la belleza para sanarnos y para sacarnos de la rutina y del automático.
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Hola soy Ibelís
Soy diseñadora gráfica, vivo en Barcelona aunque soy venezolana. También soy amante de la papelería y de los animales. Me encanta dibujar, el arte y las manualidades desde que era pequeña.
Diseño imágenes de marca y contenido visual, para marcas bonitas mediante lettering e ilustración personalizada.
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